Argumentos taurinos

“El toreo es cultura”. Si se alude a las costumbres de una época o un pueblo, efectivamente el toreo es cultura, como cultura eran, también los combates a muerte entre gladiadores y no hay razón para defender la pervivencia de tan bárbaras costumbres. Pero si por cultura quiere entenderse el afinar las facultades intelectuales, nada hay de cultura en torturar a los animales. Y que algunos personajes tenidos como cultos, sean defensores de las corridas tampoco significa nada, se puede ser profesor de ética por las mañanas, y despreciable estafador por las tardes.

“El toreo es arte”. ¿Se refiere a haber servido de tema a diferentes artistas? También se han realizado espléndidas obras sobre guerras o el martirio de los santos, y no por ello son costumbres a conservar. Ahora bien, si por arte se entiende la habilidad para hacer una cosa, torear puede ser un arte, lo mismo que será arte llevar una moto, arte de levantar una pared de ladrillos, arte de robar carteras y arte de practicar tortura china.

“El toreo es tradición”. En la actualidad nos horroriza la tradición de algunos países africanos de extirpar el clítoris a las niñas. También hemos oído hablar en el pasado de otras prácticas monstruosas como la quema de herejes, o la esclavitud. Por ello el argumento de que algo por el simple hecho de ser tradición merece ser conservado, carece de cualquier fundamento.

“Sin el toreo, desaparecería el toro”. Como el ecologismo está de moda, los taurinos se fingen hipócritamente conservacionistas. Pero, del mismo modo que hoy se preserva el lince ibérico, o la vaca tudanca, nadie consentiría que el toro de lidia desapareciese. En Polonia por ejemplo, se conservan manadas de bisontes, que la Comunidad Europea vela con exquisito mimo, pese a que no renten beneficio alguno.

“El toreo genera mucho dinero”. Dinero que sale de nuestros impuestos para lucro de ganaderos, aristócratas, terratenientes, apoderados, empresarios y toreros de fama. Millones de euros se desvían incluso de las subvenciones europeas. Por cierto, también genera mucho dinero el contrabando de armas y el narcotráfico.

“El toreo crea puestos de trabajo”. De los toros sólo vive un puñado de gente. Después del reparto millonario entre empresarios y toreros, los demás trabajadores malviven con sueldos míseros que no incluyen cobertura social, por lo que se dedican a ello de forma esporádica. Los sastres y armeros, no necesitan de la “fiesta” para seguir ejerciendo su oficio. Lo mismo sucede con los ganaderos: no hay diferencia entre criar toros o vacas lecheras. Sólo quedan los toreros, que no son tantos, y pueden dedicarse como el resto de la gente, a vivir de un trabajo digno, y no de la tortura de animales.