Simpatizantes de Igualdad Animal dicen que los animales, que iban a ser usados para experimentos en laboratorios, tenían llagas y dormían a ras de suelo en pleno invierno
Su final pasaba por la muerte, pero no por un último aliento inevitable y esperado sino por un sometimiento a todo tipo de suplicios: sus cuerpos iban a ser usados en vida para inocularles virus, contagiarles enfermedades, provocarles adicciones, cortarle sus huesos y extraerle sus órganos. Un martirio.
Sin embargo, un rescate realizado el primero de enero por animalistas ha librado a 36 perros de convertirse en cobayas con fines experimentales (fotogalería). Así lo asegura Igualdad Animal, que se ha hecho eco de la liberación que tuvo lugar en un criadero de animales destinados a la vivisección ubicado en la localidad barcelonesa de Sant Feliu de Codines.
La asociación, que ha dejado claro que no participó en el rescate, realizado por simpatizantes anónimos, ha explicado a Público.es que el destino de los perros iba a ser laboratorios de facultades, hospitales y empresas. En un comunicado enviado por los activistas que entraron en el criadero, donde según ellos también hay "gatos, hurones, ratones, ratas, cobayas y conejos", afirman que algunos canes "presentaban llagas en sus cuerpos debido a que tenían que dormir en pleno invierno en contacto directo con el frío suelo de cemento, cubierto de sus propias heces y orina". Tras ser examinados por un veterinario, prosigue la nota, "han sido llevados a lugares seguros, donde serán queridos y protegidos".
Noticia de Público
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